martes, 23 de febrero de 2010

Sin palabras...

Dios Es Negra Y Sin Papeles. (*)

Por Helena Maleno Garzón. (**)
Tánger. Marruecos.

Tánger dieciséis de febrero 2010.

Imagina que diste a luz el domingo pasado en un hospital público marroquí. Un niño precioso.
Imagina que te dieron el alta al día siguiente, lunes.
Imagina que volviste a casa, cansada, sangrando del post-parto, con dolores aún en un útero que lucha por volver a su sitio.
Imagina que en casa te está esperando tu niña de dos años y dos meses y tu pareja.
Imagina que esta mañana mientras bañabas al bebé comenzaste a ver que le costaba respirar.
Imagina que corriste al hospital público marroquí.
Imagina que te dijeron que no podían atenderte.
Imagina que fuiste dos veces.
Imagina que la tercera vez tu bebé dejó de respirar casi en la puerta del hospital.
Imagina que pediste auxilio por tu bebé muerto.
Imagina que se lo llevaron a la morgue del hospital.
Imagina que a ti, a tu niña de dos años y dos meses y a tu pareja os llevaron a comisaría.

Ahora imagínate retorciéndote de dolor en las entrañas, el dolor agrio de la muerte de tu hijo, el dolor de un útero que te recuerda recién parida, el dolor de una leche que sube a tus senos duros como piedras. Pero imagínate Negra, imagínate Africana, imagínate Pobre, imagínate Sin Papeles.

Estás sentada, doblada sobre tu vientre en aquel sucio despacho de policías que van y vienen y te hablan en una lengua que no entiendes. Allí te miro e intento traducirte las preguntas que me parecen estúpidas, crueles e inhumanas.
Quieren saber qué hacéis en su reino, cómo habéis entrado y cuánto tiempo lleváis aquí. Quieren saber cómo os llamáis, cómo se llaman vuestros padres y porqué habéis venido.

Tu pareja grita y pide piedad. Sabe que todas las preguntas van dirigidas a justificar una deportación al desierto. Tu pareja grita y te tranquiliza llamándote “honey”.
Tu niña sonríe, juega con su gorro y canta “haleluya”.
La policía busca un intérprete de árabe a inglés para hacer el parte y llevaros a Tribunal.

Me dices que si te deportan al desierto y allí te violan no crees que aguantarás el dolor, que aún estás recién parida.

Un policía se me acerca y me pregunta: ¿Por qué hacéis esto? ¿Por placer? Este amable policía llama “esto” a acompañar a unos padres sumidos en el dolor, a comprar algo de comida para una niña que lleva todo el día sin probar bocado y a intentar traer un poco de humanidad o al menos de buen trato a esa puñetera comisaría.

Entonces le miro, me horroriza su frialdad, y le contesto, lo hacemos por amor. Veo en él a esos seres que comen, cagan y hacen de policía para poder seguir comiendo y cagando. Siento lástima.

Detienen a tu pareja en comisaría y me dicen que como caso humanitario te dejan dormir en casa. Mañana tienes que pasar el Tribunal junto a tu marido.
Te hundes. Es la primera vez que te veo enderezar ese vientre que te duele. Gritas y lloras hasta que un policía te manda callar.

No lo soporto, me puede la escena y le pido por favor que entienda que tu hijo ha muerto hoy, que estás recién parida, que te duelen las entrañas.
Me responde con desprecio que en este reino hay unas leyes, que aquí se hace lo que dice el procurador del rey y que tú eres una Negra Clandestina.

Mañana iremos al Tribunal, mañana un hombre de este reino decidirá si te tiran a ti y a tu niña al desierto de madrugada. A partir de ahí la suerte decidirá si serás violada, si tu hija será raptada o por qué no violada también.

Imagínate que todo eso te ha pasado hoy.
Imagínate que a todas nos duelen sus entrañas.
Imagínate que a todas nos duelen nuestras entrañas.+ (PE/Eclesiala)

*Así lo he recibido. Así lo reenvío. Y seguiré arrodillándome, porque hoy he visto a Dios en negro y sin papeles. Fr. Santiago Agrelo Martínez. Arzobispo de Tánger.

(**) Del colectivo Caminando Fronteras

martes, 16 de febrero de 2010

Confieso que tengo miedo...

Diez temores personales.


1) Confieso que tengo miedo a quedarme postrado en una cama de por vida. No soportaría no poder hacer deportes.


2) Confieso que tengo miedo al fracaso. No por el fracaso en sí, sino por no haber dado lo máximo de mí para lograr algo.


3) Confieso que tengo miedo a la estupidez.


4) Confieso que tengo miedo a lo sobrenatural, ya que no lo puedo entender.


5) Confieso que tengo miedo a quedarme solo.


6) Confieso que tengo miedo a la mediocridad.


7) Confieso que tengo miedo de que no me lean.


8) Confieso que tengo miedo a aburguesarme.


9) Confieso que tengo miedo a trabajar de algo que no me agrade.



10) Confieso que tengo miedo a pactar y traicionar mis convicciones.


Paz y bien.

lunes, 8 de febrero de 2010

"¿Y este hijo de puta es pastor?"

Hay frases que se te escapan. Son así, se te escapan de una. Y son duras.

Por ejemplo, "¿Este es boludo o es hincha de Racing?". O quizás "Es un pelotudo de mierda". O puede ser "Es un hijo de mil puta".


Antes que nada, advierto. Aquel que haya leído hasta aquí y ya se haya horrorizado, tiene la posibilidad de no seguir. Después de todo, este blog expresa opiniones de las que me hago cargo. Se puede no estar de acuerdo, pero no pretendan ni esperen la autocensura. Como dije en una entrada anterior (muy anterior), no me interesa ser politicamente correcto.


Dentro de las iglesias tenemos de todo. Gente buena y gente mala. Fue el mismo Jesús el que dice que "AQUEL QUE ESTÉ LIBRE DE PECADO QUE TIRE LA PRIMERA PIEDRA" y que "LOS SANOS NO NECESITAN DEL MÉDICO". Sin embargo, me sorprende ver como ciertas facciones se alejan del "verdadero" cristianismo.

Es interesante observar las conductas. Después de todo, son absolutistas en cuanto a la fe. Hacen hincapié en cuestiones morales, como el hecho de no fumar o no tomar. Sin embargo, olvidan aspectos MAS importantes: el amor al otro, la defensa de los más débiles, velar por los necesitados, por los extranjeros,etcétera.

Es interesante tambien como se olvidan de la condición humana del hombre. O por lo menos de la suya. Consideran ser poseedores de la verdad absoluta, y todo aquel que no entre en su medida, no es digno de entrar al Cielo.

No hay nada más alejado de la fe cristiana, que estos principios por los cuales se manejan. Si hay algo que Cristo no vino a hacer, es a condenar. Pero están tan cegados por su arrogancia, que olvidan lo importante, y recuerdan solo aquello que les conviene.


Hace dos días, hablaba con un amigo. Puntualmente me decía que en muchos lugares, solo se apunta a buscar poder y dinero, con el deseo de dominar al otro. Eso es una aberracion. Esas mismas personas, que se rasgan las vestiduras por la desigualdad social y la pobreza, son opresores de los pobres y viven de ellos.

Esa vida es una vida de mierda. Es una vida triste, vacía...y hay que tener cuidado de no caer en lo mismo, ya que la tentación es grande. Yo tengo claro que solo tendría poder y dinero para ayudar a los que lo necesitan. Entonces me pregunto, ¿es eso realmente poder?. Y llego a la conclusión de que eso es REALMENTE poder, pero un poder que humaniza. Un poder que ayuda al otro, que lo levanta y lo hace sentirse parte de esta sociedad.


Solo me queda una pregunta a aquellos que oprimen al otro: ¿Y esos hijos de puta son cristianos?

Paz y bien.