martes, 12 de mayo de 2009

¿Hasta dónde?

Gracias a todos por sus comentarios anteriores, y disculpas por no haberme detenido en particular en cada uno.



Nunca me anime a abordar el tema del Ecumenismo directamente, por ignorancia más que nada. Pero lo cierto es que últimamente me siento muy atraído hacia esta corriente. Creo que es la única salida, no solo para el entendimiento y el cese de guerras, sino para llegar a un verdadero cambio social y mundial.
El problema es que, lamentablemente hay mucha sectarización dentro de la iglesia cristiana. Porque en la mayoría de los casos, esa búsqueda de diálogo no existe, en función de creerse poseedor de la verdad verdadera y absoluta. Y de eso se desprende la idea de que el otro que no piensa como yo está influído por "el Demonio", que no hay nada de bueno en él y que (ya que yo soy mejor que él) tengo la obligación divina de exterminarlo.


En fin. El punto central del texto es: ¿hasta dónde? ¿Hasta dónde colaborar en pos de un mundo mejor? ¿Hay que evitar involucrarse con personas que defienden un modelo enfermo, en pos de un mundo mejor? ¿O en el camino debemos hacer concesiones? ¿Que piensan ustedes?
Particularmente parto de un hecho concreto: hace unas semanas se me invito a formar parte de una asociación cristiana, que colaboro con la dictadura militar de 1978-1983. Y si bien la propuesta es interesante, me despierta muchas dudas. Dudas porque a la hora de jugarsela, miró para otro lado y se dedicó a convertirse en un imperio. Sin embargo no es la misma representación ni de Dios ni del mundo.

¿Hasta dónde?


Un abrazo. Paz y bien.

PD: yo la decisión ya la tengo tomada.

5 comentarios:

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Bien ahí, Marcos! Tiraste un trocen como el Diego en sus mejores tiempos, en los que sólo cabe soplar para hacer el gol de tu vida...
¿Hasta donde? La verdad, nunca me lo planteé así, siempre lo he visto desde otra perspectiva, igual de válida pero con un ángulo de visión diferente.
Tuve la gracia de aprender de estas cosas una buena cantidad de años atrás, en el MEDH, con tipazos santos como los obispos De Nevares y Novak -católicos como yo-, los obispos Echegoyen y Pagura -metodistas- y pastores evangelistas (incluso sigo con especial afecto la maravillosa y valiente vida de Federico Pagura, que con 82 años es ejemplo de vitalidad pa' mas de uno).¿Qué aprendí? Que el ecumenismo es una cuestión fundamental para los que afirmamos creer en Jesús y seguir sus pasos: uno no puede -profese en la confesión cristiana que profese- ni debe ignorar a sus hermanos, pues no se trata de ver qué nos diferencia, sino de la locura del Reino de Dios, que aún en diferentes rebaños estamos intrínsecamente unidos por nada más ni nada menos que un Padre común a todos. Digo, no puedo tratar de vivir el Evangelio y ser sal de la tierra solo, individualmente, sino con todos los demás. De cualquier otro modo estoy contradiciendo todo aquello en lo que creo. Por eso creo que si empezamos por allí, no hay un hasta dónde, un horizonte predeterminado. Perdón por la extensión (y por irme quizás someramente al carajo). Un abrazo grande. Paz y Bien. Ricardo

Anónimo dijo...

Mas que interesante este tema que mencionas, Marquete... en realidad el fundamentalismo, para lo que sirve es para tapar algun beneficio personal que está detras. Me duele bastante cuando hay otros (mas debiles sin duda) que se encuentran repitiendo los discursos de esta gente dado que les llenaron la cabeza en su contexto y se ven imposibilitados de pensar por si mismos; al margen de que tengan miedo de hacerlo.
Un abrazo

Iván

Fray Marcos dijo...

Gracias a los dos por sus comentarios...

Un abrazo. Paz y bien.

Anabel Botella dijo...

No conozco este camino, así que no puedo hablar de algo que no entiendo.
Saludos desde La ventana de los sueños.

Fray Marcos dijo...

Que difícil es encontrar en este mundo uan persona que reconozca sus limitaciones...Eso habla muy bien de vos Anabel.

Un abrazo y dos besos.

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